Por Prensa Fundamusical Bolívar
La Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música recibió a la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta, en un emocionante concierto que representó el cierre de la exitosa gira nacional de la agrupación, el pasado 16 de diciembre, con la dirección del maestro Christian Vásquez.
Eduardo Méndez, director ejecutivo de El Sistema, le dio la bienvenida a la orquesta tras su periplo por el centroccidente de Venezuela.
“Presentar a la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta, que regresa de una gira nacional muy importante, significa mucho para nosotros. Esta orquesta ha hecho un fuerte ascenso en su nivel artístico y sonoro, así que estamos muy orgullosos de este proyecto. Una vez se demuestra la importancia del trabajo constante, de desarrollo permanente, donde El Sistema no se queda en un solo espacio, sino que genera nuevas oportunidades para nuevos músicos”.
El solista Juan Pablo Gámez inició la velada con el Concierto para piano N°1 de Serguéi Prokófiev. Adicionalmente, el pianista interpretó la obra Pavane pour une infante defunte de Maurice Ravel. “Ha sido una experiencia increíble y muy gratificante que el resultado haya sido tan bueno. Realmente estoy muy satisfecho con todo el trabajo que hicimos juntos. Estoy muy agradecido”, dijo Gámez.
El repertorio continuó con Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz y Trisch Tratsch Polka – Triqui Traqui de Johann Strauss II con arreglo de Paul Desenne. Mambo de West Side Story de Leonard Berstein fue la pieza que cerró el concierto.
La penúltima parada de la gira nacional de la OSJJL fue Maracay, donde el maestro Christian visitó las instalaciones del Centro Académico Regional. Allí disfrutó de una muestra musical a cargo de diversas agrupaciones, entre las que se encuentran el Ensamble de Metales y Percusión José Félix Ribas, la Orquesta Infantil Regional Francisco de Miranda, el Coro Sinfónico Regional Juvenil del Estado Aragua -bajo la dirección de la maestra Iraida Pineda- y la Orquesta Sinfónica Juvenil Maracay, dirigida por el maestro Antonio Mayorca.
El Teatro de la Ópera de Maracay, donde el maestro Vásquez dirigió su primer concierto en 2006, recibió con el aforo completo a la orquesta para un espectáculo dividido en dos partes. La primera de ellas vio la espectacular interpretación de la Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz.
Al concluir la primera parte, la gobernadora del estado Aragua, Karina Carpio, otorgó la Orden Samán de Güere en su primera clase al maestro Christian Vásquez, por su brillante y extraordinaria carrera dirigiendo a las orquestas más importantes del mundo y por su gran aporte a la cultura.
“Haber recibido esto me llena de una gran satisfacción, de alegría, y todo esto por supuesto es gracias al maestro Antonio Abreu, si no fuese por él, yo no estuviese aquí” dijo un emocionado Vásquez.
Después este reconocimiento, la OSJJL -junto con una pequeña selección de músicos pertenecientes a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Maracay- continuó con las obras Santa Cruz de Pacairigua, poema sinfónico de Evencio Castellanos; Ballet La Estancia, de Alberto Ginastera; Danzón N°2 de Arturo Márquez; Triqui Traqui, la versión caribeña de Paul Desenne de la polka Tritsch-Tratsch de Johann Strauss y Mambo de West Side Story, de Leonard Berstein.
Valencia fue la cuarta parada en esta gira nacional. El concierto, realizado en la sala Leonardo Da Vinci del Centro Social Italo Venezuela, comenzó con la Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz. Al finalizar esta parte, se incorporaron jóvenes músicos pertenecientes a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Carabobo (OSJC) para interpretar Santa Cruz de Pacairigua, poema sinfónico de Evencio Castellanos; Ballet La Estancia compuesto por Alberto Ginastera, interpretación que fue ovacionada por el público. Continuó el repertorio con el Danzón N°2 de Arturo Márquez; y la polka Tritsch-Tratsch de Johann Strauss, con arreglos de Paul Desenne.
Manuel Carrizalez, violinista, director de la Orquesta Regional Infantil Raquel González y concertino de la OSJC, de 21 años de edad, tomó la batuta para dirigir la última parte del Mambo de West Side Story, de Leonard Berstein. “Ha sido una experiencia importante. Compartir con la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta fue bastante valioso, es una orquesta de alto nivel y ha sido un reto poder estar junto a increíbles músicos, poder crecer y aprender junto a ellos”, expresó Carrizalez.
Al finalizar el concierto, Iván Sánchez, gerente estadal de El Sistema en Valencia, resaltó lo maravilloso de este encuentro. “Para nosotros ha sido un honor poder recibir a la OSJJL en nuestro estado, ha sido una actividad muy motivadora, para nuestros niños y jóvenes. Quedamos emocionados y con muchas ganas de seguir tocando, cantando y luchando”, finalizó.
Antes del concierto, el maestro Christian Vásquez, visitó el Núcleo Carabobo en donde disfrutó de una muestra musical a cargo del Ensamble Regional Infantil de Metales del estado Carabobo, el Programa de Iniciación Musical del Club Valencia, la Orquesta Alma Llanera del estado Carabobo, los Niños Cantores de Carabobo y la Orquesta Latinocaribeña de Carabobo.
Por Prensa Fundamusical Bolívar
Este miércoles, 16 de noviembre, en Shanghai, quedó demostrado que el lenguaje de la música no tiene fronteras, cuando al darse sala al Jing Jing Hall, a las 7 de la noche en punto, el público asistente fue sorprendido por un concierto excepcional de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela (OSSBV), bajo la dirección del maestro Christian Vásquez.
Desde el momento en que las primeras notas resonaron en la sala de conciertos, quedó en evidencia que se trataba de una experiencia musical única. La impecable ejecución de la orquesta y la contagiosa energía del maestro Christian Vásquez, iluminaron el escenario, envolviendo al público en una atmósfera de asombro y admiración.
Con un repertorio que mostró la versatilidad y el hábil equilibrio de la OSSBV, la puesta en escena dejó al público cautivado y con anhelo de más desde el inicio de la velada con la obra Guasamacabra, del compositor venezolano, Paul Desenne, pasando por Tres versiones sinfónicas de Julián Orbón, hasta los ritmos palpitantes de la Sinfonía N° 10 del compositor ruso Igor Shostakovich.
El célebre director oriundo de Caracas, impuso su contagioso entusiasmo al hacer gala de sus dones que representan una combinación impecable de precisión técnica y profundidad expresiva; lo que guió sin mucho esfuerzo el espíritu colectivo de los músicos quienes lograron una conexión emocional con los 1.732 espectadores del Jing Jing Hall.
«Estoy muy feliz por este concierto junto a mis amigos de la Orquesta Sinfónica Simón Simón Bolívar y con esta nueva generación que no conocía. Ellos están tocando con un gran nivel, con una energía increíble. Entregamos todo en el escenario como siempre» comentó el maestro Vásquez, al culminar el espectáculo. Asimismo refirió el destacado trabajo que realizó su compañero. «Asistí al primer concierto que fue con Rodolfo (Barráez) y también fue un concierto maravilloso, espectacular», dijo.
En relación a la gira que realiza la OSSBV por el país asiático, el director manifestó estar muy contento por el desempeño de los 140 músicos venezolanos. «Creo que los próximos dos conciertos que vienen, serán mucho mejor y, esperamos seguir haciendo más conciertos por todo el mundo», recalcó Vásquez.
Para Lena y Paul, asistentes al evento, fue un concierto muy bonito y realmente impresionante. «El más bonito que he visto en mi vida» afirmó Lena.
Por su parte, Kamal, egresado de la Universidad de Jiao Tong, expresó que fue un gran espectáculo musical y se sintió feliz de ver a tan grandes músicos. Mientras Tiffany, también egresada del recinto universitario, dijo ser la primera vez que asiste a un concierto como este: «Fue conocer un poco de su música, es diferente música, diferentes sentimientos. Fueron tres obras, una presentación asombrosa, profunda e impresionante”.
Un concierto que transportó a los espectadores a un viaje musical inolvidable de la mano de la OSSBV, quienes sorprendieron a los presentes con la interpretación el bis Mambo, de la Suite Sinfónica West Side Story de Leonard Bernstein, despidiéndose así de Shanghái, urbe que los recibió por casi una semana, y en la que ofrecieron dos conciertos con repertorios clásicos, cargados de mucha energía y pasión.
El concierto con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela y el director Christian Vásquez en la Universidad de Jiao Tong de Shanghai, fue un testimonio del lenguaje universal de la música, el poder trascendente del sueño de su fundador, el Maestro José Antonio Abreu y el gran trabajo que se realiza cada día desde el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.
La capital china recibirá a la agrupación venezolana, dirigida por el maestro Christian Vásquez, que ofrecerá tres conciertos, dos de ellos como parte de una orquesta binacional, a propósito de la celebración de los 50 años de relaciones diplomáticas con la República Popular China
La Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta (OSJJL) emprenderá su primera gira internacional con la que hará historia en Beijing, China. Durante su estancia en la capital china, la agrupación ofrecerá tres conciertos además de participar en la creación de una orquesta binacional junto a músicos locales, en un encuentro que promete ser un puente entre dos culturas, uniéndose a través del lenguaje universal de la música.
Esta gira forma parte de la celebración de los 50 años de relaciones diplomáticas de Venezuela con la República Popular China, un hito histórico que marcó el inicio de un fructífero camino de entendimiento, colaboración, intercambio y amistad entre las dos naciones.
La OSJJL fue creada en 2018 por iniciativa de Eduardo Méndez, director ejecutivo de El Sistema, como un homenaje a la primera orquesta que fundó el Maestro José Antonio Abreu, en 1975. La actual agrupación debutó en el preámbulo de la celebración del 43 aniversario de El Sistema.
Esta agrupación ha alcanzado un sólido nivel musical gracias a sus directores asociados Christian Vásquez y Jesús Uzcátegui junto al trabajo meticuloso de un destacado grupo de directores venezolanos, entre los que se encuentran Enluis Montes Olivar, Rodolfo Saglimbeni, Joshua Dos Santos y Pablo Castellanos, quienes han aportado su talento y experiencia a la formación de esta excepcional agrupación, que a su vez se ha convertido en una importante fuente de oportunidades para los jóvenes solistas venezolanos.
El gran debut de la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta en Asia será de la mano de la Orquesta Nacional China en un concierto binacional -el lunes 17 de junio- que será dirigido por los maestros Christian Vásquez y Liu Zheng. El imponente teatro Beijing Concert Hall será el escenario en el que se ejecutará un repertorio que combina obras maestras de China y Venezuela, y que celebra la riqueza y la diversidad de la música del mundo.
La obertura del Spring Festival de Li Huanzhi; Dance of Yao People de Liu Tieshan y Mao Yuan; Dance of Golden Snake de Er Nie; y Jasmine Flowers, una de las composiciones chinas más conocidas en todo el mundo, son las obras chinas que serán ejecutadas. Por su parte, Margariteña de Inocente Carreño; Santa Cruz de Pacairigua de Evencio Castellanos; Venezuela de Pablo Herrero y José Luis Armenteros; y Alma Llanera de Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez; pondrán el sabor venezolano en Beijing. Adicionalmente, la agrupación ejecutará Sensemayá, del mexicano Silvestre Revueltas.
El martes 18 de junio, la OSJJL volverá al Beijing Concert Hall, bajo la batuta del maestro Christian Vásquez. En este concierto, la agrupación venezolana llevará al público en un viaje vibrante con La noche de los mayas de Revueltas, -una obra colorida que sumerge al público en un universo mágico y ritualista-; y la Sinfonía Fantástica de Hector Berlioz, una composición que evoca un torbellino de pasiones, sueños y fantasías.
Finalmente, el jueves 20 de junio, visitarán el Centro Juvenil de Ciencia y Cultura de Beijing de la Fundación Song Ching Ling. Un side by side con la agrupación Soong Ching Ling Peace Angel Art Troupe coronará esta reunión.
El concierto estará dividido en dos partes. En la primera se interpretarán las obras de Carreño, Revueltas y Castellanos, un repertorio al que se agrega el último movimiento de la Sinfonía N°4 de Tchaikovsky, que será dirigido por el maestro Zheng. A continuación, se ejecutarán la obertura del Spring Festival, de Li Huanzhi; El lago de los cisnes, de Tchaikovsky; dirigidas por Vásquez. También se interpretarán Júpiter, el portador de la alegría, de la sinfonía Los Planetas de Gustav Holst: y el cuarto movimiento de la Sinfonía N°9 de Antonín Dvořák, ambas dirigidas por Zheng.
Egresado del célebre “Sistema” de José Antonio Abreu; con trayectoria en Suecia y Noruega principalmente, y director asistente de Gustavo Dudamel en la Ópera de París desde el año pasado, el joven director venezolano Christian Vázquez mostró a plenitud el “carisma en escena” y la “irresistible musicalidad” encomiadas por el programa de mano del segundo concierto de la Segunda Temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), la noche del jueves en el Teatro Degollado.
La suya, sobre todo en “Vida de Héroe” de Richard Strauss -el plato fuerte de la velada, ciertamente-, fue una cátedra de dirección orquestal: dirigiendo de memoria, además, logró sacar del ensamble todo su potencial para conseguir una lectura estupenda, respetuosa y emotiva, de una partitura expresiva, intensa, con mucho de poema sinfónico.
Tras la exposición del tema inicial (“El Héroe”) y los primeros pasajes pletóricos de energía (“Los Adversarios del Héroe”), de ternura (“La Compañera del Héroe”) y nuevamente de potencia (“El Combate del Héroe), hasta los subsecuentes apacibles (“La Obra de paz”, “La Retirada del Héroe”) y el fin de la obra, subrayada por unos elocuentes compases de silencio que el público (sala casi llena) respetó plenamente, el desempeño del director huésped de la OFJ fue impecable. Consciente de la estupenda acústica de la sala, dosificó criteriosamente las dinámicas -sonidos pianos como el solo del violín concertino, a cargo de Iván Pérez, y fortes como los que ocasionalmente exigía la partitura- sin incurrir en la estridencia.
La velada se abrió con el Interludio de la ópera “El Mandarín”, del jalisciense José F. Vázquez, estrenada hace un siglo; una pieza breve -8 minutos-, melódica y armónicamente agradable.
En la parte central de la velada, el venezolano Ismael José Campos, primera viola de la OFJ, fungió como solista en el Concierto para Viola, de Bartók. De las escasas obras para ese instrumento como solista, sobresalen algunos conciertos del periodo barroco (Telemann y Haydn, este último especialmente para su hermana, la viola de gamba, ya casi en desuso). El de Bartók, en cuyo estilo de composición predominan las tendencias modernas aunque pretende ser una síntesis de la música clásica con la tradicional húngara y rumana, impone severas exigencias técnicas al solista. Campos las solventó airosamente.
El programa, como de costumbre, se repite este domingo, a partir de las 12:30 horas, en la misma sala.
Por Prensa Fundamusical Bolívar
Los maestros Christian Vásquez y Edicson Ruiz como solista, estarán acompañados por la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta, en un concierto en el que se interpretarán composiciones de Béla Bartók y de Tan Dun
Los conciertos para orquesta de Béla Bartók y para contrabajo de Tan Dun son las dos obras que interpretará este domingo la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta junto a los maestros nacionales de carrera internacional, Christian Vásquez y Edicson Ruiz, quien nos acompaña a través del Conservatorio Itinerante Inocente Carreño, con el auspicio de la Fundación Hilti. Las entradas están a la venta en la plataforma Goliiive y en las taquillas del Centro Nacional de Acción Social por la Música.
El Concierto para orquesta de, uno de los compositores húngaro más influyentes del siglo pasado, Béla Bartók es una de las piezas más ejecutadas del siglo XX. La obra integra elementos de música culta occidental y folclórica, especialmente húngara. “La atmósfera general de la obra —aparte del juguetón segundo movimiento— representa una transición gradual de la austeridad del primer movimiento y el lúgubre canto de muerte del tercero, hasta la afirmación vital del último», dijo Bartók, fallecido en 1945, sobre su composición.
Por otra parte, del multipremiado compositor chino Tan Dun, se interpretará el Concierto para contrabajo Wolf Totem. Esta composición sigue el formato tradicional de tres movimientos, dos llenos de color y ritmo y, en el medio de ellos, un intervalo de un lirismo sorprendente. La obra está inspirada en la novela homónima de Jiang Rong, que explora la extinción de la cultura mongola y su lobo sagrado.
Este concierto contará con el regreso a casa, después de 10 años, del maestro Edicson Ruiz, contrabajista de la Orquesta Filarmónica de Berlín y uno de los grandes exponentes del contrabajo solista más destacado en el mundo, quien ha realizado magníficos conciertos solo, en grupos camerísticos o acompañado por orquestas de renombre en los 5 continentes.
Por su parte, tras dirigir el concierto con Óscar D’León, el maestro Christian Vásquez regresa al frente de la Orquesta Sinfónica Juan José Landaeta. Adicionalmente, Vásquez nuevamente dirigirá a Ruiz y a Thibault Vieux, quienes estarán acompañados por la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, el próximo sábado 26 de noviembre en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música.
El maestro volverá a dirigir a la OSSB, el próximo sábado 16 de diciembre en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música.
Por elsiglo.com.ve
Aragua es la cuna de grandes artistas que se han ganado el corazón de los venezolanos y han cruzado fronteras para izar nuestra bandera en los escenarios más prestigiosos del mundo, este es el caso del maestro Christian Vásquez, un joven de San Sebastián de los Reyes, que dentro de sus infinitos logros, su nombre sale a relucir hoy en la palestra pública por dirigir a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y al Coro Nacional Simón Bolívar durante la gira de Oscar D´León, por sus 50 años de trayectoria.
Recientemente se realizó en el Forum de Valencia el último concierto de este evento histórico, siendo el lugar propicio donde el maestro brindó declaraciones exclusivas para el diario elsiglo, en las cuales expresó toda la emoción que se vive en los momentos previos al gran show, para el cual esperaba salir “a tocar, a cantar y a gozar”.
Vásquez comentó que por ser director de orquestas y dedicarse a lo sinfónico, nunca se imaginó compartir escenario con el “Sonero del Mundo”, sin embargo, cuando recibió la propuesta hace un mes no dudó en aceptar este reto y pisar nuevamente los escenarios nacionales.
“Conocí a Oscar en Berlín durante su gira por Europa y me pareció una persona encantadora y luego, cuando iniciaron los ensayos, fue mágico, fluyó bastante, él es un ejemplo para todos nosotros y poder estar con él y con su orquesta tocando en conjunto con la Simón Bolívar es algo único y sé que el público lo percibió”, relató el director.
Cuando inició la gira de Oscar D’ León en Venezuela, este 16 de septiembre en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, unos cuantos aragüeños contuvieron el aliento al ver al “rey de la salsa” entrar al escenario y estrechar la mano del maestro Christian Vásquez, quien ya estaba en escena, dirigiendo ese magistral concierto.
“Me sentí muy afortunado de poder estar con esta leyenda y poder regalarle un poquito de felicidad a todo el público presente y también a las personas que no pudieron ir, pero que estuvieron conectados a través de las redes sociales”, explicó Vásquez, quien no negó su pasión por la salsa.
Es importante resaltar que este talentoso artista venezolano radicado en Berlín, ha dado mucho de qué hablar en los distintos medios de comunicación por su participación en infinidad de conciertos, en especial después de la pandemia, cuando inició una gira por Turquía en el mes de abril de este año, junto a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y al director Andrés David Ascanio, siendo Vásquez el encargado de dar inicio a las presentaciones dirigiendo en Estambul.
En esa oportunidad, el aragüeño cerró la velada con la Sinfonía No.5 Si bemol Mayor, Op. 100 de Sergei Prokofyev, una obra sumamente exigente, pero que demostró la calidad del talento venezolano.
Estas hazañas hacen de este director un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones que recién empiezan a formarse en esta disciplina. “Es una emoción muy grande y también un compromiso, porque me empiezan a seguir muchos niños y jóvenes y es mi deber llevar el nombre de Venezuela, del Sistema de Orquestas, de San Sebastián y del estado Aragua en alto y eso me motiva a seguir haciendo las cosas mejor”, expresó.
No obstante, afirmó que luego de la cuarentena radical, a causa de la pandemia del Covid-19, las cosas no fueron tan fáciles como parecen, puesto que para un director de orquesta es indispensable tener músicos presentes. “Mi instrumento es la orquesta y aunque agarré la batuta y muevo las manos, si no hay músicos, no habrá sonido”, explicó Vásquez.
Este proceso duró más de un año, por lo que confiesa, “cuando empecé nuevamente me sentía extraño, se me cansaban los brazos, pero después seguí haciéndolo, hasta que pensé: otra vez soy yo, volví a la vida”.
Sin embargo, siempre hay una luz al final del túnel, puesto que para el sansebastianero este proceso también le brindó la oportunidad de compartir con su esposa e hija. “Yo viajo muchísimo y uno de mis temores era perderme sus primeros pasos, sus primeras palabras, entonces pude disfrutar de estos momentos y eso fue lo bonito, lo positivo”, comentó.
En el mismo orden de ideas, describió su oficio como “una carrera muy difícil en la que siempre hay que estar estudiando, pasas todo el día con partituras, es una carrera muy solitaria también, porque una semana estoy en un país, en otra semana estoy en otro y hay que sacrificar muchas cosas y siempre hay que buscar un balance entre la carrera y la familia”, por lo que instó a los jóvenes, cuyo sueño es ser director orquestal a que le sigan “echando pichón”, porque si bien el camino es difícil, se puede disfrutar de grandes logros.
Muchos venezolanos que pasan largos periodos de tiempo lejos de su tierra, hablan de esa sensación indescriptible que se vive al reencontrarse con su tierra y Christian Vásquez no fue la excepción, por lo que de una forma jocosa dijo que no hay nada más sabroso que “comerse una arepa en Venezuela; aunque yo como arepas en Berlín todos los días, pero no es igual que comerla aquí en mi país”.
“Ya cuando el avión va a aterrizar en Maiquetía, es único, la emoción, las ganas de llegar y ver a tus amigos, ver la sencillez y la parte humana del venezolano y estar con la Simón Bolívar, que son como mi familia, una orquesta donde toqué durante muchos años en la fila de los violines, poder compartir con ellos es único”, relató.
Asimismo, Vásquez se refirió a la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar como “la mejor del país y una de las mejores de Latinoamérica y el mundo”, pero que a pesar de esto, ven cada concierto como el último, por lo que la gira de Oscar D’ León fue una experiencia bastante particular, porque muchos de nosotros crecimos escuchando su música, confirmó.
También agregó que el intérprete de “La Mazucamba” es un ejemplo para la nueva generación de artistas, por ser una persona que ha demostrado que con su talento, pasión, su amor por la música y su país, se ha mantenido durante 50 años y eso no es fácil.
“Esta experiencia me recuerda a los domingos en mi casa cuando mi mamá se ponía a limpiar y escuchaba la música de Oscar y bailaba con la escoba, por lo que luego me enseñó a bailar a mí y así crecimos muchos, por eso esto lo he disfrutado al máximo”, concluyó el maestro minutos antes de subir al escenario para reencontrarse con el público y dar un espectáculo de calidad, digno la admiración de los venezolanos.
Es importante mencionar que este prodigioso músico, al culminar la gira debe partir rumbo a Corea del Sur para continuar su agenda de conciertos, en la que también tiene pautadas algunas presentaciones en Francia y Colombia, por lo que se espera que para el mes de noviembre pueda estar nuevamente en Venezuela.
Por Humberto Sánchez Amaya
El director es el encargado de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar que acompañó al sonero del mundo en la celebración de sus 50 años de carrera.
La conversación se da en el camerino que usaba José Antonio Abreu, en uno de los pasillos que lleva al escenario de la sala Simón Bolívar del Centro de Acción Social por la Música, en Quebrada Honda, Caracas.
Es un espacio pequeño, pero cómodo para prepararse y descansar. Ahí está el director Christian Vásquez, quien se alista para el segundo ensayo con Oscar D’León, quien celebra sus 50 años de carrera artística con tres conciertos junto con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar.
El martes 13 de septiembre se llevó a cabo la rueda de prensa en la principal sala de conciertos de la sede del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, un encuentro como suelen verse pocos. Los organizadores calculan que hubo una asistencia de 150 personas de distintos medios de comunicación. Y es que hasta reporteros de fuentes ajenas a la cultura y el entretenimiento se acercaron para ver al sonero.
Los primeros dos conciertos fueron en el Teatro Teresa Carreño los días 16 y 17 de septiembre. El jueves 22 será el turno del Fórum de Valencia. Las presentaciones llevan por título Oscar D’León, la leyenda.
Christian Vásquez vino de Berlín para esta celebración a un músico arraigado en la cultura venezolana. De hecho, el día de la rueda de prensa, unas 50 personas se acercaron a las afueras de la sede de la institución para ver, aunque sea de lejos, al cantante.
En noviembre el director de orquesta, originario de San Sebastián de los Reyes, volverá al país para una serie de conciertos con varias orquestas, así como visitará varios núcleos en distintas regiones. Antes estará en Corea del Sur y después viajará a países como Francia y Colombia.
Fue uno de los directores más allegados a Abreu, con quien comenzó estudios de dirección en 2006. Fue director de la Orquesta Juvenil Teresa Carreño desde 2010 hasta 2017, con la que se presentó en ciudades como Londres, Berlín, Lisboa, Hamburgo, Milán, Toulouse, Viena, Ámsterdam y Salzburgo. Ha dirigido a la Radio Sinfónica de Viena, la Filarmónica de la Radio Alemana Saarbrücken Kaiserslautern, la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse, la Orquesta Filarmónica de Radio Francia, la Sinfónica Nacional de Bélgica, la Orquesta Sinfónica Nacional de México, la Sinfónica de Basilea y la Filarmónica de Múnich.
—¿Cómo ha vivido estos días de ensayo con Oscar D’ León?
—Bueno, el primer ensayo con él fue ayer (13 de septiembre) en la tarde. Fue una experiencia muy bonita. Aprendimos mucho. Él tiene una energía increíble.
—Sí, lo notamos en la rueda de prensa
—¡Increíble! Se puso a bailar, le decía al coro que bailara, que aplaudiera. Le dijo a la orquesta que se moviera. Fue genial. Es una persona súper agradable. También está la experiencia de tocar sus canciones. Imagínate, él tiene como 400 temas.
—Y ustedes prepararon 37….
—Sí. Serán casi cuatro horas de música, más o menos. (Ríe). Pero está bien, Todo ha fluido. Ayer repasamos 14 temas. Hoy terminamos de ver el resto.
—Ustedes se encontraron hace unos meses en Berlín
—Sí, cuando él estaba de gira por Europa. Unas semanas antes, el productor Carlos Scoffio (Image Producciones) me había llamado para preguntarme si quería dirigir estos conciertos. Me dijeron que planificaron dos conciertos y posiblemente otro en Valencia. Gracias a Dios sí estaba libre y respondí inmediatamente. Como yo sabía que él iba a Berlín por las noticias que uno ve en la calle, quise presentarme para que supiera quién soy yo. Tuve la oportunidad de ir a ese concierto. Un gran éxito.
—En la rueda de prensa no solo vimos que es una persona muy enérgica, sino también exigente. Cuando el moderador tuvo una breve laguna en el orden de los periodistas para que hicieran las preguntas, inmediatamente dijo que no quería baches. ¿Es así también en los ensayos?
—(Sonríe) Él quiere que un tema casi esté montado sobre otro, que termine uno y arranque el siguiente. Para nosotros fue un choque porque bueno, uno está acostumbrado a finalizar, esperar dos segundos y arrancar nuevamente. En este caso, no deja respirar, pero es genial. La energía que surge en el ambiente es fabulosa.
—¿Por qué estos conciertos se hacen con la Orquesta Simón Bolívar y no la Juan José Landaeta?
—Yo no escogí la orquesta. Cuando me llamaron me dijeron que los conciertos eran con Oscar D’ León y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Les dije que sí.
—¿Y entre los próximos proyectos ha pensado en otra incursión en el cine como ocurrió en 2015 con Kora, senderos a la felicidad?
—¡Wow! En estos días estaba hablando sobre ese documental con Oscar Guruceaga y su esposa Verónica. Me gustaría verlo de nuevo. Pues no, todavía no hay nada por ahí. Pero vamos a ver quién se interesa y sale con alguna idea. (Ríe).
—¿Por qué Gustav Mahler es tan importante en su vida?
—Fue un antes y un después. Mi gran debut fue en 2008 con la Sinfonía N.º 2 de Mahler. El maestro Abreu me llamó dos semanas antes. Me dijo: ‘Mi querido, en dos semanas diriges la segunda de Mahler’. Era Semana Santa y yo iba camino a la Colonia Tovar a comer fresas con crema. Me tuve que regresar a casa. Imagina que el maestro te llame para decirte eso. Gracias a ese concierto llegaron las invitaciones internacionalmente. Colgué en Youtube ese video y muchas orquestas, así como agencias de artistas, lo vieron y empezaron contactarme.
—Tan importante es que su hija se llama como la esposa del compositor
—Sí, Alma. Buscamos muchos nombres, pero llegó un momento en el que le dije que yo ponía el nombre del primer hijo, y que cuando viniera el segundo, ella se encargaría de la elección. Y en este caso, yo escogí el primer nombre y ella el segundo. Se llama Alma Valeria.
—Muchas personas perciben que en la música académica siempre se interpreta a los mismos compositores. ¿Qué responde a esa idea?
—Bueno, hay orquestas que sí lo hacen. No se atreven a innovar y darle la oportunidad a nuevos compositores. Pero hay otras que sí se arriesgan. Esto que estamos haciendo es una prueba. Estamos abiertos. Como dije ayer, el maestro era una persona que decía que toda música es importante y hay que tratarla con respeto. Recuerdo una vez que estábamos en una recepción después de un concierto en el Teatro Teresa Carreño. Afuera en los pasillos había un DJ que puso un reguetón. El maestro me dijo que escuchara el bajo, que me fijara en la progresión armónica. No estaba pendiente de la letra, porque los mensajes no suelen ser sublimes. Hay letras que sí, pero otras que no. Él iba más allá. Cualquier música que hagas la tienes que desarrollar al más alto nivel. Nosotros aquí, como te pudiste dar cuenta ayer, con todas las agrupaciones tratamos que todo sea de alto nivel. Mira lo que está haciendo Gustavo Dudamel. Hay muchos compositores nuevos que están escribiendo para la Filarmónica de Los Ángeles. Eso también es lo que queremos aquí. Vamos a ver si el año que viene un compositor canadiense que me contactó escribe algo para la Simón Bolívar o para mí. Antes que nada, prefiero ver cómo será el acuerdo. También hay muchos compositores nuevos venezolanos a los que queremos darle una oportunidad.
—¿Alguno a lo que debamos seguirle la pista?
—Está Ángel Hernández-Lovera, que firmó con Universal Edition, una de las casas que tiene las partituras de Mahler. Él está en Austria.
—También hemos visto propuestas como la obra para maracas llamada Pataruco, de Ricardo Lorenz, que usted dirigió en 2017 en Caracas, y más recientemente la composición de Gonzalo Grau para cuatro que se presentó en Los Ángeles
—Por eso te estoy diciendo que nosotros estamos abiertos a hacer cualquier tipo de música. No nos enfocamos solamente en Beethoven, Mozart o Mahler. Ahora bien, si vamos a hacer algo nuevo, que sea de calidad.
—¿Hay algún instrumento tradicional venezolano, además de la maraca y el cuatro, que considere pueda ser parte de una obra sinfónica?
—Me encanta la bandola. Bueno, hay un concierto de bandola que hice hace muchos años. (Concierto para bandola llanera y orquesta, de Saúl Vera). Ese instrumento me encanta.
—¿Cómo ve la dinámica en la música en otros países con la llegada de músicos venezolanos? Vemos casos como el de Victoria Sánchez en México y otros tantos que cada vez ocupan puestos importantes
—Hay mucha receptividad cuando saben que uno viene del Sistema. No solo me refiero al caso de los directores, sino también a los instrumentistas. Hay muchos músicos que pertenecían a la Simón Bolívar y que se fueron, ahora están ocupando puestos importantes en todas partes del mundo, en países como Alemania. México o Estados Unidos.
—Ayer en el recorrido que hicieron con Oscar D’León por la sede del Sistema, y vieron las distintas agrupaciones vinculadas a la música que él hace, varios jóvenes se acercaron a usted para tomarse una foto. Lo ven como un ejemplo. ¿Qué se siente ser una referencia para estas generaciones?
—Bueno, a mí me encanta. Bueno, tú me conoces desde hace tiempo. Yo soy como todo el mundo, como Oscar que le gusta dar la mano a la gente. Claro, yo lo hago cuando terminan los ensayos. Si me pongo en eso durante las prácticas, no terminaríamos nunca. Me encanta esa interacción con las personas. Todos somos iguales. El maestro Abreu me enseñó. Cuando él llegaba a la sede, saludaba a todos los que estaban. Decía que todo el mundo es importante en lo que hace. Por ejemplo, sin la persona que limpia el piso, todo estaría sucio. En mi caso, son varios años de trayectoria, que conllevan una responsabilidad. Eso inspira a hacer la cosa cada vez mejor. Es muy fácil seguir lo que está mal que lo que está bien. Cometer errores es muy fácil, pero hacer las cosas bien siempre requiere un gran esfuerzo. Ahí está lo difícil. Siempre estoy aprendiendo, escuchando. Toda crítica constructiva la agarro porque me nutre, me obliga a ser mejor artista.
—¿Y de quién aprende una persona con su trayectoria?
—Por ejemplo, de Gustavo Dudamel. Estuve con él como asistente en la producción de Las bodas de Fígaro entre diciembre y febrero. Ahora vuelvo otra vez con él a París para trabajar entre diciembre, enero y febrero con el montaje de Tristán e Isolda. En abril voy a dirigir cuatro conciertos con la Ópera de París y con el Ballet de la Escuela de la Ópera de París. También aprendo de Pablo Castellanos, que está acá y a veces entra a mis ensayos. Me dice que pruebe esto o aquello, alguna sugerencia con respecto a la armonía. Son personas con más experiencia que yo, que estudiaron en el exterior. También está el maestro Alfredo Rugeles. A veces no entiendo algo y pregunto qué puedo hacer. Hay un respeto mutuo. En una gira por Turquía Pablo Castellanos fue con nosotros porque él tocaba la celesta. En una presentación, casi al final me sugirió que probara un poco más de pizzicato. Lo hice y fue otra cosa. (Suspira). La energía fue otra. Son pequeños detalles que hacen la diferencia.
—En la dinámica de las orquestas se suele pensar que hay que comenzar desde pequeño en la música. Sin dudas, es lo ideal. ¿Pero qué le recomendaría a una persona mayor de 30 o 40 años de edad que desee comenzar?
—Siempre se puede comenzar desde cero. La música es infinita. Claro, no vas a tener la misma agilidad que cuando estás desde niño. Pero sí lo que quieres es aprender un instrumento y tocar porque te gusta la música, puedes aprender a leer fácilmente. Eso sí, si el plan es entrar en una orquesta, la competencia va a ser difícil. Al menos que tengas un talento oculto que agarras el instrumento y ya al año estás tocando. ¿Por qué no?
—En la rueda de prensa Oscar D’León mencionó a Porfi Baloa como uno de esos músicos de las generaciones siguientes que toman el testigo en la salsa. ¿A quiénes ve usted?
—¡Wow! (Ríe) Estoy de acuerdo con él. Porfi es un extraterrestre. Es increíble. Veo sus videos en Youtube. La manera en la que canta, toca el piano, la percusión, compone y arregla. Es una persona fuera de serie.
—¿Ha tenido la oportunidad de ir a San Sebastián de los Reyes?
—No he ido, pero voy a ver si me acerco la semana que viene, que tengo unos días libres antes de ir a Valencia.
—¿Conoce el teatro que lleva su nombre?
—¡Claro! Creo que fue un año después de su inauguración. Hicimos un concierto con la orquesta de San Sebastián.
—La pandemia fue una pausa obligada. ¿Qué reflexión hubo en esa etapa?
—Pude disfrutar a mi hija y a mi esposa al máximo. Uno de mis temores era perderme sus primeros pasos, sus primeras palabras. Antes de eso, yo quería hacer muchos conciertos aquí y allá todos los días. Está bien porque me llena. (Piensa). Pero ahora, creo que todo es un 50 y 50. Los niños crecen muy rápido. La vida es una sola, Por supuesto que estoy preocupado por mi carrera. Es lo que me apasiona y de eso también vivo, pero yo no quiero estar semana tras semana en un avión y nunca ver a mi hija. Ya ha pasado en la historia de muchos directores que son muy famosos, viajan y hacen de todo. Al final están solos y sus hijos están en otro lugar. Esta es una carrera muy solitaria. Estás una semana en un hotel y luego en otro. Entonces, cuando pasan los años, y no fuiste un buen padre porque te dedicaste más a la carrera, vas a estar solo. Claro que deseo dirigir, pero busco un balance entre mi carrera y mi familia.
—Entonces es un pensamiento reciente…
—Sí, después de ser padre y más todavía en la pandemia cuando estuve todo ese tiempo con mi esposa y mi hija.
—¿Ya dirigió el concierto de su vida?
—Bueno, uno fue el de Mahler en el año 2008, esa primera vez es inolvidable.
—¿Algún mensaje con el que quiera culminar esta conversación?
—Que sigan apoyando al Sistema y a todos los niños del país, sean músicos, bailarines, deportistas. Son el futuro de cada país.
Por Francisco Martínez Ramos, 01 mayo 2022
Ambiente festivo en el Auditorio de Tenerife con la presencia de dos de los músicos más destacados salidos de El Sistema venezolano, el trompetista Pacho Flores y el debut del director Christian Vásquez. Sus maneras encantaron al público e impregnaron a la Orquesta Sinfónica de Tenerife, la cual se mostró especialmente luminosa y rítmica. Además, hubo el gran atractivo de un estreno mundial y la presentación de una serie de instrumentos creados específicamente para Flores.
La velada comenzó con las Danzas latinas, concierto para trompeta y orquesta, del compositor uruguayo Efraín Oscher, una obra que presenta cinco danzas de Puerto Rico, Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay. Composición ingeniosa, con muchas influencias de la música popular, que combina ritmos pegadizos con melodías cautivadoras y una orquestación variada y atractiva. Llamó la atención el tratamiento especial de los metales y la percusión; más algunos efectos peculiares, como el batir de palmas de la sección de cuerdas. Cada movimiento fue tocado con un instrumento diferente por el trompetista Pacho Flores, que salió al escenario con su simpatía habitual, presentando la obra y los diversos instrumentos, para luego deslumbrar en cada uno de los números. Maestría instrumental indiscutible en todos los aspectos y una adecuación estilística total, desde el virtuosismo a los momentos más melódicos, incluyendo cadenzas electrizantes (como la realizada junto a los bongós). Christian Vásquez y la orquesta estuvieron en perfecta comunión con el solista y mostraron un gran dominio de la intricada partitura orquestal.
A continuación, uno de los momentos más esperados de la velada, el estreno mundial de Albares, concierto para fliscorno y orquesta, obra del propio Pacho Flores. La composición, en tres movimientos dedicados a la suegra de Flores, une danzas latinas (bambuco, milonga, periquera) con un homenaje a la Comunidad Valenciana, donde reside el trompetista en la actualidad; tal como comentó en su introducción hablada. Albares tiene algunos paralelos con la obra de Oscher anteriormente escuchada y muestra las muchas habilidades del Flores compositor y orquestador. Hay referencias a la música latina, al jazz y también a formas más clásicas, como el fugato del último movimiento (“Periquera en Navajas”). Es una obra interesantísima y seductora, perfecta para el lucimiento del Flores trompetista, que volvió a tocar cada movimiento con un instrumento diferente (fliscorno en do, fliscorno grave en la y fliscornino en re), y volvió a encantar con el brillo de sus inolvidables interpretaciones. Vásquez y la orquesta fueron, una vez más, los colaboradores perfectos de Flores, así que el éxito fue total. El trompetista regaló una danza venezolana en compás de 5/8, ritmo que en sus comentarios relacionó con la palabra “cucarachita”; palabra que dijo alguna vez durante la interpretación, haciendo las delicias del respetable. Broche de oro para una primera mitad del concierto que tuvo un éxito apoteósico.
En la segunda mitad pudimos disfrutar de una excelente versión de la famosa Sinfonía núm. 5 de mi menor, op. 64 de Chaikovskiï, piedra de toque para cualquier director y orquesta. Christian Vásquez, de gestos vivos y efusivos, se mostró como un director espléndido y fogoso; con un magnífico trabajo de planos sonoros y una búsqueda de la calidad instrumental que nos recordó en algunos momentos a las maneras de un George Szell. Apoyado por una prestación orquestal de muy alto nivel, Vásquez realizó una versión que resaltó magníficamente los aspectos rítmicos y brillantes, pero sin olvidarse de los melódicos y los más sombríos; como el principio del segundo movimiento, que tuvo un balance especialmente cuidado y un muy buen solo de trompa. Especialmente atractivo fue el tercer movimiento, donde el director resaltó el ritmo de vals con acentos muy personales y mostró algunos detalles interesantísimos de la orquestación. Funcionaron también la construcción y los clímax de los movimientos primero y cuarto, con unos minutos finales de la sinfonía llenos de emoción y garra.
Fue una velada para disfrutar, con una primera mitad protagonizada por uno de los trompetistas más reconocidos, en interpretaciones difícilmente mejorables (incluyendo un estreno mundial); para luego continuar con una muy satisfactoria versión de la Quinta de Chaikovskiï, que nos descubrió a un director admirable.